Alex Richardson era el típico mujeriego al que solo le interesaban las relaciones pasajeras con mujeres despampanantes, por eso su amiga Isobel se quedó de piedra cuando le propuso matrimonio. ¿Qué podía ver en ella, bajita y aburrida, un hombre que no creía en el amor pero a quien Isobel
amaba en secreto?
Alex necesitaba una esposa para conseguir un trabajo, e Isobel era la candidata ideal. Ella albergaba serias dudas sobre su disparatado plan, hasta que Alex le dio a probar una muestra de lo que podría ser su noche de bodas.
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