
Su ascendente carrera se vio truncada por un terrible accidente, pero Devlin reconoce a un luchador cuando lo ve y ese caballo es casi tan salvaje como él. Antes de darse cuenta tendrá a un semental intratable en su establo y a una impetuosa amazona con un cuerpo maravilloso durmiendo en su sofá. Lo que comenzó como una simple relación de negocios poco a poco se irá transformando en algo mucho más profundo. Ahora, A. J. y Devlin deberán aprender que en el deporte, igual que en la vida, hace falta entregar el corazón para alzarse con el triunfo.
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