
Solo una mujer podía hacerle recuperar su buen nombre. La mujer que dejó atrás cuando huyó. Pero cuando Xander encontró a Layna Xenakos se quedó horrorizado al ver reflejados en las cicatrices de su rostro los efectos de la revuelta que había asolado al país.
Pero aquellas cicatrices habían hecho más fuerte a Layna, que se negó a plegarse a sus órdenes reales. Aquello obligó a Xander a utilizar todo su encanto para convencerla de que se casara con él, asegurándose así su legítimo puesto en el trono.
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