Tras la muerte de su hermana, Merche decide abandonar el convento, donde había vivido los últimos ocho años, para dedicarse a cuidar de su padre enfermo. Lo que ella no imaginaba era que al salir del claustro, había puesto en peligro su vida.
Fran, un hombre solitario, es el encargado de proteger a Merche. Esta tarea se le hará difícil debido al carácter demasiado solidario de ella sumado a la atracción que siente por su cuerpo. Entre secuestros y huidas, ambos descubrirán el amor por primera vez. Sin embargo, uno de los dos debe renunciar a su vida anterior para poder estar juntos.
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