
Seguidora de las tendencia de moda, cocinera aficionada, adicta a la Coca Cola zero, compradora compulsiva de bolígrafos y cuadernos, y coleccionista de Barbie, me sé de memoria los diálogos de la película Pretty Woman, la primera historia de amor que me impactó.
Mi pasión por las letras me llevó a ser una niña precoz a la hora de aprender a leer y mi imaginación, a inventar historias que ahora intento plasmar en papel tras superar la timidez, lo que provocó que en mis inicios publicase con el seudónimo de Miranda Stearman. Entre otras muchas cosas, tengo en el bolso una libreta en la que apunto todo lo que se me ocurre y a lo que doy forma cuando tengo un rato, normalmente de noche. Soy consciente de que esto no ha hecho más que empezar y de que me queda mucho por aprender, pero el esfuerzo vale la pena, porque siento que después de mucho tiempo he encontrado algo que me satisface.
Puedes seguirme en @barbaralorenzo o en @mirandastearman
http://mirandastearman.wordpress.com/sobre-mi/
El primero de un millón de besos
Violeta es una auxiliar de vuelo frívola y
obsesiva que sólo tiene una debilidad: Nacho, un bombero con tiempo para todo
menos para ella, al que conoce desde que eran niños.
Tienen un relación muy particular, que se basa en no implicar sentimientos, en la que ambos creen tenerlo todo claro hasta que Violeta conoce a Hugo, un chico más joven aficionado al skate que le hará cambiar su particular visión del amor y provocará que Nacho se dé cuenta de lo que realmente siente.
Un triángulo amoroso que no te dejará indiferente.
El primero de un millón de besos

Tienen un relación muy particular, que se basa en no implicar sentimientos, en la que ambos creen tenerlo todo claro hasta que Violeta conoce a Hugo, un chico más joven aficionado al skate que le hará cambiar su particular visión del amor y provocará que Nacho se dé cuenta de lo que realmente siente.
Un triángulo amoroso que no te dejará indiferente.
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